En un mundo donde la objetividad y las verdades universales dominan muchas áreas de nuestra vida, desde la ciencia hasta la religión, el filósofo danés Søren Kierkegaard introduce una idea disruptiva: la verdad es la subjetividad. Lejos de ser una afirmación relativista, esta concepción de la verdad está profundamente relacionada con cómo vivimos nuestras vidas, cómo experimentamos el mundo y, más importante aún, cómo nos conectamos con nosotros mismos y con los demás.
En Tantuyo, creemos que este principio tiene implicaciones profundas para el futuro de México, el desarrollo de nuevas formas de organización social y empresarial, y en cómo construimos el Propositivismo como un marco para el cambio. Al igual que Kierkegaard nos invita a replantear la relación entre el individuo y la verdad, el Propositivismo busca una organización más moderna y digitalizada, donde el propósito, y no el mercado o los sistemas preestablecidos, guíe nuestras acciones.
El Camino del Autoconocimiento: Una verdad vivida, no teórica
Para Kierkegaard, la existencia individual no puede ser capturada por ninguna teoría o sistema. No es algo que se pueda medir o comprobar mediante hechos objetivos, como si se tratara de una ecuación científica. La verdad de nuestra existencia es única, personal y concreta. Aquí es donde el autoconocimiento, un pilar fundamental de nuestra plataforma Conóceme, se vuelve crucial. En Conóceme, ayudamos a las personas a descubrirse y conectarse a partir de sus pasiones, intereses y talentos, construyendo relaciones basadas en un propósito común y una verdad compartida que nace de la subjetividad de cada uno.
Kierkegaard nos recuerda que conocer la verdad sobre el mundo es importante, pero aún más relevante es conocer nuestra propia verdad, esa que solo puede vivirse. Al igual que él criticaba el enfoque meramente objetivo del cristianismo en su tiempo, donde la fe se volvía una serie de rituales y doctrinas vacías, el Propositivismo nos invita a replantear nuestras organizaciones, nuestras empresas y nuestras relaciones humanas desde la perspectiva de la autenticidad. No se trata solo de cumplir con estándares externos, sino de encontrar un propósito que realmente nos impulse a cambiar el mundo.
La Indirección y el Cambio Social
Una de las características más fascinantes del pensamiento de Kierkegaard es su insistencia en la indirección. El filósofo sabía que enfrentarse directamente a las creencias de una persona rara vez logra un cambio significativo. En su lugar, proponía métodos indirectos, como los diversos estilos literarios y seudónimos que utilizaba, para que el lector descubriera por sí mismo la verdad de su existencia.
Esto tiene una conexión directa con nuestra visión en Tantuyo y en proyectos como Conóceme. No imponemos verdades absolutas o soluciones preconcebidas, sino que facilitamos un espacio para que las personas exploren, descubran y conecten. A través de una plataforma que promueve el diálogo y el autoconocimiento, ofrecemos un camino indirecto para que los individuos se apropien de su vida y su propósito. En este sentido, el Propositivismo, inspirado por ideas como las de Kierkegaard, propone un nuevo modelo de sociedad donde el éxito no se mide por el cumplimiento de estándares objetivos, sino por la capacidad de los individuos para vivir sus propósitos más profundos.
La Revolución del Propósito: Inteligencia Artificial y Humanidad
En la era de la inteligencia artificial, donde cada vez más algoritmos y tecnologías nos facilitan la vida, es fácil caer en la tentación de delegar nuestra capacidad de decidir y vivir en estas herramientas. Kierkegaard ya advertía de este peligro en su tiempo, al criticar a filósofos como Hegel, quien, según él, trataba de simplificar el acceso al conocimiento y a la verdad a través de una estructura lógica. El Propositivismo comparte esta inquietud. Si bien creemos en el poder transformador de la inteligencia artificial, sabemos que no puede reemplazar la pasión y el compromiso que el individuo debe tener con su propósito.
Tantuyo no se trata solo de utilizar la tecnología para facilitar la vida diaria o automatizar procesos. Nuestro enfoque está en cómo estas herramientas pueden potenciar el propósito de las personas, ayudándolas a conectarse y colaborar en proyectos que transformen no solo sus vidas, sino también el entorno social, económico y cultural en el que se desenvuelven. Kierkegaard nos diría que el conocimiento del mundo no es suficiente; lo crucial es cómo vivimos con ese conocimiento. El Propositivismo se alinea con esta visión al centrar el foco en cómo organizamos nuestras acciones alrededor de un propósito mayor, uno que nos motive y nos guíe más allá de las soluciones fáciles y superficiales que a menudo se nos ofrecen.
Un Futuro con Propósito: México y el Mundo
Finalmente, Kierkegaard nos recuerda que vivir de manera auténtica no es fácil. Como él decía, tomar responsabilidad por nuestra existencia y nuestros actos requiere valentía. En México, el Propositivismo plantea un camino similar. No estamos buscando solo cambiar sistemas, sino transformar el modo en que las personas se ven a sí mismas y cómo se conectan entre sí. Proyectos como Conóceme y Tantuyo son intentos de crear comunidades basadas en la pasión y el propósito, no en las estructuras tradicionales de poder y mercado.
En un mundo cada vez más conectado y acelerado, la filosofía de Kierkegaard y la propuesta del Propositivismo nos invitan a frenar, reflexionar y vivir con intención. En este camino, no estamos solos. Al igual que Kierkegaard proponía que la verdad se encuentra en la experiencia vivida, nosotros proponemos que el propósito y la conexión son las claves para construir una sociedad más justa, humana y próspera.
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