Vivimos en una era en la que nuestras decisiones y propósitos pueden tener un impacto más grande de lo que jamás imaginamos. Estamos en un punto de inflexión, donde las herramientas que tenemos a nuestro alcance —tecnología, inteligencia artificial, conectividad global— nos ofrecen un potencial inmenso. Pero como toda gran posibilidad, también viene con una gran responsabilidad.
Al igual que en las historias que amamos de Star Wars, nuestra galaxia —la sociedad— está constantemente en una lucha entre fuerzas opuestas: el bien y el mal, la luz y la oscuridad, el caos y el orden. Sin embargo, esta lucha no es solo entre dos bandos, sino dentro de cada uno de nosotros. Ahí es donde entra el concepto del Propositivismo, una filosofía que busca darnos dirección y enfoque, ayudándonos a entender que lo que perseguimos en la vida, ya sea en nuestros proyectos, empresas o como individuos, está íntimamente ligado a la fuerza más poderosa que podemos tener: nuestro propósito.
La Dualidad y la Conexión con Star Wars
Star Wars nos ha enseñado que, incluso en los sistemas más poderosos y opresivos, siempre hay una debilidad. La Estrella de la Muerte, esa imponente máquina de destrucción, tenía un pequeño punto vulnerable que llevó a su caída. Esta analogía es perfecta para entender que ningún sistema es infalible, que siempre existe una oportunidad de cambio, si sabemos dónde mirar y cómo actuar.
El Propositivismo parte de esta idea: cada desafío, cada sistema aparentemente inquebrantable, tiene un punto débil, un espacio para la intervención. Y ese espacio es nuestro propósito, nuestra capacidad de imaginar un futuro diferente. Como los rebeldes que encontraron el punto débil de la Estrella de la Muerte, nosotros también podemos encontrar las grietas en los sistemas sociales, políticos y económicos que no funcionan y reformarlos desde dentro.
La Fuerza de Soñar en Grande
El propositivismo no solo nos invita a ver las grietas en los sistemas actuales, sino a soñar con alternativas. En la película Todo en todas partes al mismo tiempo, se nos presenta un universo donde cada decisión, por insignificante que parezca, crea nuevas realidades. Esta es una metáfora poderosa de cómo nuestras acciones y visiones pueden cambiar el curso de nuestra vida y la sociedad.
Cuando rompemos con las convenciones y nos permitimos soñar más allá de lo que es evidente, entramos en ese multiverso de posibilidades. No estamos condenados a vivir dentro de los límites que nos imponen los sistemas actuales. Al contrario, somos los arquitectos de nuevas realidades. Podemos construir universos enteros simplemente cambiando la forma en que pensamos y actuamos. Al igual que en la película, donde los personajes saltan entre realidades, nosotros también tenemos la capacidad de «saltar» entre visiones, entre futuros posibles, si decidimos salir de lo establecido.
La Importancia de los Cimientos
Pero no podemos construir en el aire. Para que nuestros sueños tomen forma, debemos tener cimientos sólidos. Así como los grandes edificios necesitan cimientos profundos, nuestras empresas, proyectos y vidas necesitan una base que sostenga todo lo que queremos alcanzar. Y esa base es el propósito.
Un edificio no puede ser más alto que la profundidad de sus cimientos. Esto significa que, para crecer, debemos estar dispuestos a mirar dentro de nosotros mismos, a confrontar lo que no funciona, tanto en lo personal como en lo colectivo. Reconocer nuestras debilidades y limitaciones no es un acto de derrota, sino el primer paso hacia la verdadera transformación.
El Rebelde con Propósito
Ser rebelde no es simplemente oponerse a todo lo que está mal. Ser rebelde es tener el coraje de imaginar lo que puede estar bien y trabajar hacia ello. En Star Wars, los rebeldes no solo luchaban contra el Imperio; luchaban por una visión de libertad, justicia y equilibrio en la galaxia. Del mismo modo, el Propositivismo nos invita a ser rebeldes con propósito, a no conformarnos con el status quo, sino a cuestionarlo, transformarlo y reformarlo desde adentro.
No se trata de luchar por luchar. Se trata de luchar por un objetivo claro y noble. Ser un rebelde propositivista significa comprometerse con un propósito que trasciende nuestros intereses individuales y beneficia a la sociedad en su conjunto. Al final, lo que realmente importa es el propósito que nos impulsa, la visión que nos guía.
Los Ingenieros del Futuro
Entonces, ¿cómo podemos convertirnos en los ingenieros de un futuro mejor? La clave está en cuestionar no solo nuestras acciones individuales, sino los propósitos de las organizaciones y países enteros. Al igual que los ingenieros que construyeron la Estrella de la Muerte dejaron un pequeño fallo que permitió su destrucción, nosotros podemos diseñar sistemas mejores, más justos, más eficientes, si enfocamos nuestras energías en construir con un propósito claro.
Por ejemplo, en lugar de invertir en armamento y control, podríamos canalizar esos recursos en educación, salud mental y bienestar social. En lugar de construir sistemas de vigilancia y represión, podríamos construir sistemas de transparencia y equidad. La inteligencia artificial, por ejemplo, puede ser una herramienta poderosa para combatir la corrupción, mejorar la justicia y crear nuevas oportunidades de empleo.
El Puerto de la Vida
Hay una frase que me gusta mucho: «Un marinero que no tiene puerto, ningún viento le favorece». Si no tenemos claro hacia dónde vamos, cualquier esfuerzo, por grande que sea, carecerá de dirección. En nuestra vida y en nuestros proyectos, debemos tener un puerto, un propósito claro. Y ese propósito debe ser algo que valga la pena, algo que nos inspire y nos desafíe.
En un mundo donde tantas veces se nos invita a competir por tener el carro más rápido o el trabajo más prestigioso, el Propositivismo nos recuerda que podemos luchar por algo más grande. Podemos luchar por un propósito que no solo nos beneficie a nosotros, sino a todos los que nos rodean. Al final, lo que importa no es cuántas victorias individuales acumulamos, sino cuánto contribuimos al bienestar colectivo.
Trascender para Regresar
El Propositivismo también nos invita a reconocer que el verdadero éxito no es un destino, sino un proceso. Así como los héroes de Star Wars enfrentan constantemente nuevos desafíos, nosotros también debemos estar preparados para adaptarnos, aprender y crecer. Pero, a diferencia de las historias épicas de ciencia ficción, en nuestra vida real tenemos la oportunidad de regresar, de seguir transformando lo que construimos, de hacer que cada día sea más digno de vivir para todos.
Al aceptar quiénes somos, con nuestras luces y sombras, encontramos la fuerza para seguir adelante. Y en ese camino, nos damos cuenta de que trascender no significa escapar de la realidad, sino mejorarla, construirla, paso a paso, decisión tras decisión.
Deja una respuesta